ENTREVISTA A LA DIRECTORA DE MEY FLOWERS MARINA SOLINI, POR MELISA LETT

-¿Cual es tu mayor desafío al ambientar un evento?

Lo más complejo en mi trabajo es captar lo que la persona quiere e imagina para su evento.

Ante un suceso clave en la vida como puede ser una boda, es muy importante entender y saber interpretar lo que la pareja desea para ese día tan especial. Lo mismo vale para un evento empresarial, porque debo entender las necesidades de ese suceso y poder desde la ambientación, cumplir con las expectativas de quienes me contratan. Busco siempre brindar soluciones novedosas y eficaces.

-¿Como logras interpretar lo que se busca en cada evento?


Indagando en profundidad lo que se desea y poniendo todo mi potencial creativo al servicio del Cliente. Solo así es posible concretar lo imaginado, hacerlo real. Ese es mi gran desafío: saber plasmar las ideas en detalles cuidados y originales.

-¿Qué significa ambientar un lugar?


Ambientar un salón es preparar el lugar, crear el clima adecuado que se necesita para lograr un encuentro agradable de personas. Por eso es necesario entender, cuales son los objetivos de ese encuentro: si se quiere celebrar, presentar un producto o brindar una conferencia, entonces los espacios a crear son distintos, dado que parten de objetivos diferentes.

También se debe atender a los gustos y preferencias del que contrata. Hay que saber comprender es lo que se espera expresar. En las ambientaciones juega mucho la sorpresa. Por eso, me gusta asombrar al cliente con una propuesta novedosa que satisfaga sus expectativas y aun más, que las supere.

-¿En que te inspiras al crear?

Lo que me permite crear es la idea inicial del que me convoca.

Las ideas son las del cliente, no las mías. De allí elaboramos algo en conjunto. Yo aporto mis conocimientos artísticos y brindo sugerencias. Pero el evento debe ser como la persona lo soñó. Es su evento y debo asistirlo para que sea el mejor.

A la hora de crear la improvisación sirve, pero también es importante la formación.

- ¿Cual fue tu formación?


Poseo una formación heterogénea. He incursionado en diferentes disciplinas artísticas que hoy puedo decir enriquecen mi trabajo.

Mirando para atrás me doy cuenta que siempre me dejé llevar por la experimentación y en todo lo que hice, desarrollé mi creatividad. Incursioné en el mundo de la moda, donde trabajé con diversos géneros, texturas y colores. Estudié diseño de indumentaria y luego diseño textil. Allí descubrí aptitudes artísticas que no tenía reconocidas.

Después vino la escultura, que es una de mis pasiones. Mi maestro Ernesto Levin me enseñó a desarrollar gran parte de mi mirada artística y mi criterio estético. Viajar y conocer lugares nuevos también amplió mi visión.

En Italia, donde residí, hice talleres de arte, tallas en madera. Luego de regreso en Buenos Aires, me formé en ornamentación floral y velas. También estudié Curaduría y ambienté espacios culturales, donde llegaron a exponer prestigiosos artistas.

Es decir, siempre viví rodeada de arte.

-¿Que elementos empleas al ambientar?

Hay una conjunción de cosas que hay que tener en cuenta y deben estar enlazadas, en una misma sintonía.

A la hora de ambientar no hay límites. Me gusta jugar con distintos materiales y crear con lo que hay. Con telas, por ejemplo, recubro paredes transformando el lugar completamente.

Los muebles son también, un ingrediente esencial. El mobiliario de estilo brinda un toque de distinción especial al evento.

La iluminación es otro elemento clave en la ambientación de un lugar. Por eso es importante establecer pautas con el iluminador. Acordar que elementos y arreglos iluminar, para que tomen preeminencia, protagonismo.

En la disposición del espacio, es relevante analizar como va a ser la circulación de la gente. Identificar los espacios principales de los secundarios, sin descuidar los detalles que acompañan especialmente, las distintas etapas de un evento. Por eso es fundamental, tener en cuenta la utilidad que se le dará a cada lugar.

-¿Cómo trabajas?


Soy muy exigente, muy detallista.

A la hora de ambientar asumo los desafíos y no me achico. Siempre voy por más.

Busco la novedad respetando por supuesto, el sentido de la fiesta. No es lo mismo ambientar una fiesta de bodas, que un batmitzva. El espacio comunica y hay que tener en cuenta las situaciones. Por ejemplo ambientar una iglesia requiere interpretar la sacralidad del espacio y los detalles deben acompañar el acontecimiento. Con pequeños elementos bien dispuestos es posible innovar aún en los espacios más tradicionales.

-¿Cómo es para vos una buena ambientación?

Puedo captar si un trabajo fue bien hecho, cuando veo las expresiones de los que ingresan al lugar ambientado. Comprobar en sus rostros, el agrado, la sorpresa, la satisfacción.

Me interesa que el cliente se sorprenda y encuentre en su evento más de lo que esperaba. Es así como mi trabajo es cada día más gratificante


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